f1

f1

lunes, 14 de mayo de 2012

Mordisco al campeonato.

A escasas 20 vueltas del final, Fernando Alonso se situó ante un escenario idílico. Las cacareadas mejoras del Ferrari le habían dejado en uno de esos escenarios que no suele desaprovechar: sobre el asfalto de Montmeló sólo Maldonado, a escasos 3 segundos, aparecía en el horizonte. Alonso olió la sangre y se dispuso a ejecutar su plan de acción. Llegó entonces la degradación de neumáticos y una amenaza inesperada. Kimmi Raikkonen volaba tras la estela del asturiano recortando una distancia que parecía insalvable. La calculadora entró en escena. Alonso eliminó el primer puesto de su lista de objetivos y se afanó por conservar la plata. El segundo puesto llegó con premio añadido: el liderato del Mundial igualado con Vettel.
La carrera respondió al guion visto todo el fin de semana: ninguna sospecha es fiable, todo está abierto al cambio. Algo así como lo ocurrido hasta ahora en un campeonato que con la nueva reglamentación ha logrado dar un giro de interés en cada carrera. Sólo así se explica que los Red Bull de Vettel y Webber y los McLaren de Hamilton y Button apenas posaran para los focos en carrera. Su cuerpo a cuerpo estaba lejos de las primeras posiciones.
A Fernando Alonso le tocó el papel de protagonista de la película. La carrera dio la impresión en todo momento de depender de él. De él y de las decisiones de Ferrari, habría que matizar. La primera escena de la carrera confirmó la tesis: Alonso fue más rápido en la salida que Maldonado y se hizo con el liderato antes de la primera curva. El venezolano mantuvo el tipo en el mano a mano pero tuvo que ceder ante el empuje del asturiano. La mente de Williams perpetró entonces un plan alternativo con el triunfo final como objetivo innegociable.
No parecía que las cosas cambiarían mucho tras el primer paso por boxes. Alonso fue el primero en parar y aclarar el panorama aún más. Con todos los gallos otra vez sobre la pista, el asturiano aventajaba en 3.4 segundos a Maldonado y en 5.1 a Raikkonnen. Espacio suficiente para que la euforia empezara a desatarse entre la afición asturiana presente en la pelouse.
Las razones principales de la victoria final de Maldonado hay que atribuírselas a las decisiones tomadas por su equipo. O las que no tomó Ferrari, si se prefiere ver de otra manera. Viendo que Alonso rodaba a una distancia salvable, Williams optó por sorprender a Ferrari. Maldonado entró en boxes en la vuelta 23 y Ferrari se paralizó. ¿Cumplir el plan de vuelo a rajatabla o aplicar algo de improvisación? La Scuderia prefirió ignorar la decisión de Williams. Al final lo acabó pagando.
Como en toda historia también en ésta hay un sitio reservado para los villanos. En este caso le correspondió a Charles Pic, piloto de Marussia que no sería pronunciado de no haber tenido un roce con Alonso en el momento crítico de la carrera. En las cuatro vueltas que pasaron entre la parada de Maldonado en boxes y la del asturiano, el doblado de Marussia puso la oposición necesaria para provocar la airada protesta de Alonso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario